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martes, 9 de abril de 2013

PINGUINO PERVERSO

PINGUINO PERVERSO


Si pudiera retroceder el tiempo y volver a aquellos días de la basica, días de juegos y encuentros tan inocentes como sublimes. La mayor parte de mis compañeros de curso no tenía noción de las cosas que maliciosamente les instaba a realizar. La mitomanía a esa edad me trajo beneficios culposos pero enviciadores. Mis compañeros se tragaban el cuento de mi iniciación sexual prematura y me veían como un maestro
digno a seguir. Dentro de todos el jano era el más ferviente seguidor ,por lo tanto hacía mi voluntad cada vez que quería. El chico moreno quería experimentar en carne propia lo que se sentía al ser sometido por una mujer mayor, como la que se suponía había estado conmigo en la playa. Bajo ese antecedente logre despues de mucho trabajo psicologico, convencerlo de que yo le podía hacer sentír lo mismo que aquella mujer me había hecho, puesto que luego de tantas sesiones aprendí a la perfección la tecnica maxima del placer. Así entonces un día luego de clases nos juntamos en su casa aprovechando que estaba solo. Subimos las escaleras y su caminar escolar absorbió mi vista. Entramos a su pieza, la cama estaba desordenada y había ropa tirada por el piso, las ventanas estaban cerradas y guardaban intacto el perfume pasoso de su paja mañanera. El jano hecho llave a la puerta y preguntó que debía hacer. Me acerqué lentamente donde el y le quité su corbata ,luego esa camisa blanca con los puños y cuello sucios por el sudor escolar de una pichanga en el patio del colegio. Le ordené que se recostara en la cama y que no hiciera movimiento alguno. Una vez ahí junto a él, le desabroché el botón de su pantalon y bajé lentamente el cierre asomando su bulto . Su slip blanco contrastaba a la perfección con su piel morena carente de todo pelaje. Sus vellos pubicos se asomaban timidos por el borde elasticado que tapaba esos poros manoseados. Bajé luego su escolar pantalón plomo, quité sus zapatos tan negros como mis instintos, tan entierrados como mi mente acalorada, una vez así, lo miré........
El Jano miraba asustado, nervioso me obserbava trepar sus formas erizadas. Una vez en su blanco monticulo apreté mi rostro contra aquel slip que cubría su blando y oloroso secreto. Atraída por el aroma pasoso de una mancha humeda que habitaba y resaltaba entre el blanco paisaje pubico, mi nariz se posó y urgeteo absorviendo con afán aquel animal olor pichanguero. El janó inpaciente sacó mi cabeza y bajó con sus manos aquel paño apretado hasta dejarlo cerca de sus rodillas, mirando insolente tomó con su mano su languida presa y me instó a degustarla. Lo miré fijamente y me lancé sobre él. Colocando mi mano derecha sobre su cuello y la izquierda en su desprotegido bulto, comenzé a ejercer presión en ambos lugares, apretando cada vez más fuerte le hize entender que sería a mi manera o no sería. El asustado chico solo atinó a asentar con la cabeza. Quité mi mano de su cuello y le ordené escupir sobre su lampiño pecho. Mirando asustado me dijo que no podía, nuevamente mi mano se fué a su marcado cuello, esta vez apreté mucho más fuerte. Nuevamente le dije que escupiera lo mas fuerte que pudiera sobre su agitado pecho, de lo contrario no quitaría mi mano de su cuello, cada vez mas asustado el jano asénto con la cabeza. Al momento de quitar mi mano de su cuello me percaté que el esquizo moreno aún cuando pudo gritar y salir corriendo, solo se limitaba a seguir mis ordenes, por lo tanto deduje que el juego le gustaba. El jano comenzo a recojer sus flemas internas haciendo un ruido tan animal como callejero, luego y mirando su pecho arrojó de su boca un rejurgitado escupo. Me acerqué entonces a su pecho y mirando fijo su asustado rostro absorví su saliba con mis labios, bajé por su pecho hasta llegar a su palpitante miembro donde deposité la ahora mas abultada saliba enflemada. El Jano miraba inpaciente el momento en que metía a mi boca su moreno pedazo. Si bien era pequeño, poseía un grosor bastante provocador. Me devoraba entero, una y otra vez su ya endurecido cipote. Sin ocupar mis manos logré sacar a la luz su virgen cabeza, el Jano se movía y quejaba sin descanso, y de su miembro brotaba salado y adictivo el reflejo de su exitación. Saque por completo el slip que estorbaba al desenfreno, y sin esperar su aprobación introduje dos dedos en su caliente cavidad anal. Espamos y un rostro desencajado daban cuenta que el chico sentía algo único. No pregunté si le incomodaba, solo segúi devorandomelo hambriento y carnal. Violentos y acelerados mis dedos tan dentro de su carne taladraban su interior feroces y sin pausa. El Jano acerco sus manos a mi cabeza y jalando fuerte mi cabello comenzó a gemir sin respiración. Apuré la succión esperando el momento sublime. El Jano transformó su gemir en un grito animal y apretó sus manos en mi cabeza. Sentí como brotaba caliente y espesa su lava dentro de mi boca. No detuve la irrupción de mis dedos en su ano mientras tragaba cada chorro de su acalorada leche. El Jano pedía que me detuviera tratando de safarse de mi descontrolada boca. Yo estaba como loco. Mientras mas pedía que parara, mas chupaba su ya inerte miembro. Lo mordía, solo quería comerme aquel blando y pegoteado trozo de carne. El chico suplicaba que parara mientras mis dedos seguían perforando iracundos su profanado ano. Sus suplicas me calentaban más y alimentaban mi descontrol. El Jano suplicaba. Sus ojos abiertos y lagrimosos gritaban por él. Solté violento su pequeño miembro, que languido y ensalibado parecía sin vida. Mis dedos que se encontraban por completo dentro suyo, vieron la luz lentamente provocando el ultimo grito del Jano que ya no podía más. El chico no sabía que decir y por cierto no entendía lo que había pasado por su cuerpo. Sin duda se sentía sucio y ultrajado. Desnudo y fragil se colocó en posición fetal y tocandose con una mano su violentado culo moreno se largó a llorar. Quize abrazarlo, quize mimarlo, sin embargo antes de retirarme solo dije una cosa:
" nos vemos mañana en la escuela".